lunes, 21 de mayo de 2012

Valentina. Márcio Vassallo y Suppa. Global Editora.




Valentina es una princesa y vive en un castillo. Sus padres son el rey y la reina. Claro que es un castillo muy especial, ya que se encuentra en la orilla de la lejanía, más allá de lo más alto. A Valentina le molesta que, siendo reyes, sus padres pasen tanto tiempo en ese tal Todo, donde deben trabajar. Y tanto van sus padres allá abajo, a ese tal Todo, que ella también quiere ir, y así un día van los tres juntos. Entonces Valentina descubre el Todo, donde las chicas de su edad quieren ser princesas y se visten y hablan todas iguales.
Marcio Vassallo, y también Suppa desde la ilustración, no nos hablan de la pobreza, nos hablan de dignidad, amor e igualdad. Porque Valentina es una princesa muy especial, es princesa en su imaginación, con su corona de papel de diario, pero también es princesa del amor. El amor que le tienen sus padres, que la convierten en SU princesa. Por eso Valentina, a diferencia de las chicas de Todo, no quiere ser princesa, ni necesita ropas de princesa. Por eso cuando los dragones pasan escupiendo fuego y barullo son los abrazos de sus padres y sus historias de pensamientos bien estirados los que la calman. De ese amor surge una auto afirmación y la construcción de una individualidad muy fuerte. Valentina no necesita ser “alguien” en la vida. Ella ya es alguien, para los que le importan. Y Valentina es hermosa, con una belleza que está en su interior, en su manera valiente de amar la vida, en esas orejas de soplillo que escuchaban las nubes y esas piernas largas que saltaban sobre los pensamientos. Y una manera de ver las cosas donde una cama tiene ganas guardadas para noche y olor a abrazo arrebujado, una ventana tiene vistas hacia adentro y una cortina abre las ideas.
Valentina también nos habla de la dura realidad que deben enfrentar las familias trabajadoras, cuyos hijos ven a sus padres entre sueños al levantarse y al acostarse, que quedan al cuidado de “doncellas”, tías o abuelas que tomar esa enorme responsabilidad.
La maestría de la prosa de Vassallo merece un párrafo aparte. Su particular forma de contar, llena de metáforas, se encuadra dentro de la mejor tradición de la prosa poética brasileña, cuyo máximo exponente fuera Bartolomeu Campos de Queirós. Vassallo logra una cadencia propia, llena de ternura y amor. Los “dragones que escupen fuego y ruido”, las “puertas de alas abiertas”, ese “tal Todo” que queda allá abajo, a orillas de otra lejanía y esa frase tan fuerte: “como si lejos de todo no pudiese existir lo bonito”.

Las ilustraciones de Suppa completan la metáfora. La belleza café con leche de Valentina, hija de padre blanco y madre morena, sus ropas coloridas, y ese vestidito transparente sobrepuesto. La sencillez y hermosura de los trazos, la paleta de colores vivos pero suaves. Los materiales, el papel reciclado, los retazos de tela, y sobre todo la coronita de papel de diario de Valentina.
La ilustración final, la fotografía de la ciudad en blanco y negro y los castillos sobre pintados de colores, resume toda una concepción del mundo por parte de los autores.

Valentina me recuerda poderosamente a Orejas de mariposa, de la escritora Luisa Aguilar y el ilustrador André Neves, (Editorial Kalandraka), veo en ella la misma forma de derrotar la pobreza mediante la imaginación y el amor.

¡Qué hermoso libro para leer y comentar en clase!

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