Los monstruos invaden Continente LIJ. A los empujones, dando alaridos, asustándolo todo a su paso, exigen su propio espacio. Atemorizados, hemos tenido que apaciguarlos prometiéndoles una entrada en el Blog. Aquí la tienen…
Los monstruos son
el nombre que le damos a lo que imaginamos que habita en la oscuridad. Esa
oscuridad de la que escapamos en la prehistoria, golpeando rocas de pedernal o
frotando ramas, y a la que volvemos cada vez que se corta la luz. Mezcla de
diferentes animales, antropomorfizados o directamente salidos de nuestra
imaginación, los monstruos nos han acompañado a lo largo de la historia,
transformándose para asustarnos mejor. En la actualidad el racionalismo y la
luz eléctrica han condenado a los monstruos imaginarios a las habitaciones de
los niños, a subsistir en los armarios y a esconderse bajo las camas (recalco:
los monstruos imaginarios, los reales campan a sus anchas). Aun así, los
monstruos conservan su fuerza simbólica y su poder de aterrorizar. El paso del
tiempo no ha mellado sus garras, ni se les han caído los dientes. No es casual
que el primer libro álbum moderno haya sido Donde viven los monstruos (Sendak,
1963), a partir de allí, ha corrido mucha agua bajo el puente. Los monstruos
han sido edulcorados, saborizados, hollywoodizados, mercantilizados.
Hablar de monstruos
también es hablar de la hora de acostarse. La hora en que se termina el día,
los niños se pusieron el pijama, fueron al baño, recibieron el beso de las
buenas noches, escucharon el cuento, tomaron agua, volvieron a ir al baño y ya
no hay nada que hacer para impedir que se apague la luz y quedarse solo en la
oscuridad.
Los tres libros que
presentamos a continuación se caracterizan por estar narrados desde el punto de
vista de los monstruos, de contar sus historias, sus miedos y sus costumbres.
¡A dormir,
Monstruos! De Ed Vere. Editorial Juventud
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El dominio de los
monstruos se produce mostrándolos como cariñosos, pero también tratando al niño
como monstruo. “¡Al fin y al cabo es hora de dormir para todos los monstruos
del mundo. Los grandes como él y los pequeños como tú!”
¡Papá! De Phillippe
Corentin. Editorial Continente.
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Aquí el protagonista también es un monstruo que no quiere ir a dormir
porque escucha un Ñec - Ñec - Ris Ras debajo de la cama. Su hermano se burla de
él, pero su abuelo le explica como enfrentarse a los temibles niños. El final
encuentra al pequeño monstruo y al niño haciéndose amigos.
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La inversión de roles, la identificación con el conflicto con el hermano mayor, permite a los niños humanizar a los monstruos, lo cual es otra forma de controlarlos.
Esperamos que les hayan gustado, sino, a la noche, cuando la luz esté apagada. Ellos irán a visitarlos...
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